El hospital de Cosaga en Ourense es pionero en Galicia en la realización de operaciones quirúrgicas sin utilizar transfusiones de sangre alogénica, es decir, la donada por otras personas. Este tipo de intervenciones son demandadas por el colectivo de Testigos de Jehová, cuya doctrina impide recibir ese líquido vital de otros; pero también tiene cada vez más solicitantes ajenos a esta opción religiosa.
Solo en lo que va de año Cosaga desarrolló más de 60 intervenciones de este tipo, en prácticamente todas las especialidades quirúrgicas que realiza este centro sanitario: desde las urológicas a las otorrinolaringólogas, traumatología o cirugía general.
Las ventajas de esta modalidad son múltiples, según explica el doctor Miguel Ángel Vilar, impulsor e introductor de esta técnica en Ourense: «Aprovechas los recursos del propio paciente y se reduce el tiempo quirúrgico de estancia. Además no los sometes a una transfusión que bajo el punto de vista científico, en cuanto a la inmunología, es decir, el poder de infección, es más probable en la sangre alogénica», resume.
La clave para este tipo de intervenciones está en aprovechar los recursos del propio paciente, al que se somete a un proceso preparatorio previo, en el que se estimula la médula para que produzca más glóbulos rojos «hasta alcanzar los niveles que garantizan la producción adecuada», señala el especialista.
Durante la intervención la clave son los recuperadores de sangre. Se trata de bombas aspirantes que absorben ese líquido desde el campo quirúrgico.
Esa bomba intraoperatoria está incorporada a un circuito cerrado que lleva una serie de microfiltros cuya función es evitar que la sangre se contamine y se coagule, merced a un sistema con heparina que favorece la licuación.
Una bolsa recepciona el líquido y desde ahí se vuelve a transfundir al propio paciente. Finalizada la intervención, en el posoperatorio, se utilizan drenajes que van conectados a filtros especiales y una bolsa que permite también durante un espacio de tiempo determinado -normalmente de cuatro horas máximo-, refundir la sangre del paciente. El doctor Vilar asegura que la técnica es «sencilla y además barata», El proceso de estimulación medular no requiere de complejos medicamentos.
«Para preparar a un paciente para que la cifra de hemoglobina le suba de 12 a 14, hay que suministrarle hierro, ácido fólico y vitaminas B y C.; en conjunto no llega a cuatro euros. Luego está la bomba aspiradora, de la que se tiran los fungibles con cada paciente, pero que tampoco es material excesivamente caro; y el recuperador posquirúrgico puede valer unos 50 euros» resume Vilar, que apunta que una bolsa del Banco de Sangre puede costar a un hospital «unos 400 euros».
Reserva del propio paciente
En cualquier intervención pueden surgir complicaciones que precisen un aporte extra de sangre. En Cosaga explican que, si esa circunstancia se diese y fuese preciso transfundir sangre procedente de banco, se haría, salvo en el caso de los Testigos de Jehová, que renuncian a ello expresamente.
Sin embargo esa probabilidad es remota debido al propio proceso que se sigue en estas intervenciones ya que incluye la realización de una hemodilución intraoperatoria. Esta técnica consiste en extraer sangre del paciente antes de que se inicie la intervención precisamente por si hubiera necesidad de esa transfusión. «Si no es necesario, cuando termina el tiempo quirúrgico y se empieza ya a cerrar, se le infunde de nuevo; es decir se le devuelve; pero está ahí durante la intervención por si fuese preciso utilizarla ante cualquier incidente», aclara el doctor Vilar.